Desde la perspectiva neurobiológica, los seres humanos tenemos la capacidad de entendernos y sentirnos mutuamente, y esto ocurre con la ayuda de las neuronas espejo; las mismas que se activan cuando un individuo realiza una acción, pero también cuando él observa una acción similar realizada por otro individuo. Este concepto está ampliamente documentado desde que las neuronas espejo fueron descubiertas, por un grupo de científicos italianos en la universidad de Parma en 1990. Definitivamente la empatía está grabada en la arquitectura del cerebro; pero el hombre necio prepotente prefiere evitar la conexión y coherencia social, insiste en su egoísmo que lo hace indiferente y toma distancia mientras le conviene; busca el acercamiento solo en situaciones en las que se encuentra en desventaja, y por eso generalmente vive en la más absurda soledad. Estos seres humanos que no pueden ser conmovidos por los sentimientos de los demás, es porque están desprovistos de empatía.
Precisamente el tema de la empatía es uno de los que me inspiró, en los momentos en los que estuve creando los círculos elicda. En mi decisión de fomentar cooperación en lugar de competición, encontré que la empatía es un ingrediente que hace mejores líderes y fomenta el vínculo emocional entre empresarios, puede actuar como pegamento social al facilitar la comunicación, y aumenta la capacidad de percibir, compartir y comprender los sentimientos y emociones de los demás. También es descrita la empatía como un sentimiento de participación afectiva, cuando un individuo es consciente de que otros pueden ver y pensar de manera diferente.
El método empleado en círculos elicda facilita la integración de empresas de diferente tamaño y actividad, pues cada empresario se convierte en observador activo y se pone en la posición de quienes le rodean, mejorando las relaciones interpersonales; contribuye simultáneamente a observar el entorno y actuar sobre él, porque al identificar y reconocer lo que otro puede sentir, aprende de las experiencias ajenas; por eso mismo aprovecha un ambiente estructurado, positivo y de apoyo mutuo para fomentar las oportunidades de negocio, y para su crecimiento personal en las diferentes áreas del liderazgo. Es la razón por la cual repito con frecuencia en nuestras reuniones, que: “Diez empresarios sintiendo juntos la misma ilusión, logran más fácil su propósito, que cien empresarios separados”.