Para triunfar en esta profesión necesitamos mantener metas claras y objetivos muy definidos, porque si no sabemos para donde vamos, nunca llegaremos a ninguna parte. Cuando tenemos la meta bien clara ya sabemos que es lo que queremos, entonces empezamos a trabajar organizadamente para lograrlo. Te sugiero que escribas tu meta bien grande y que la fijes en un lugar visible de tu oficina o tu casa, ponle fecha, hazle seguimiento, mide tus progresos y repítela a menudo hasta grabarla en tu subconsciente. Para facilitar la consecución de una meta debes dividirla en submetas, ya que facilita la medición de tus progresos y ordena en fragmentos más pequeños el aumento progresivo hasta alcanzar lo que quieres. Después que hayas definido tu meta y visualizado las submetas, tienes que hacer una lista de las acciones que debes emprender para lograr tu propósito; debes leer esta lista todos los días e ir suprimiendo sobre el papel cada vez que cumplas una de las acciones. Si no tienes un plan de acción difícilmente alcanzarás tus metas.
En los primeros 15 minutos de la mañana contados a partir del momento que despiertes, activarás un disco vibratorio con frecuencia elevada, que sintoniza directamente con la fuente universal. De lo que pienses, sientas, o hagas en esos primeros 15 minutos dependerá el resultado de tus acciones durante el día. Si programas tu subconsciente de manera positiva y con enfoque, te será más simple vencer dificultades; pero si te dejas invadir por el miedo e inseguridad, verás los obstáculos más grandes de lo que realmente son.
Pregúntate qué puedes hacer hoy para satisfacer mejor a tus clientes, qué puedes hacer de extraordinario por ellos, cómo puedes ser único y diferente para ganarle a tus competidores sin sentir la necesidad de agredirlos. Con humanismo logramos imponer nuestro estilo y nos volvemos inspiradores. Cuando la venta es más humana se convierte en la profesión más gratificante y lucrativa, en la que todos salimos ganando.
Una venta más humana es mantener pendiente de los pequeños detalles que mejoran la experiencia de nuestro cliente. Si nos fijamos en los detalles, sabremos cosas que son importantes para él como la fecha de su cumpleaños, su deporte preferido, la conformación de su familia, sus gustos particulares etc. Y utilizaremos esta información para hacerlo sentir importante cuando llegue la ocasión. Asimismo, sabremos su capacidad de pago, su receptividad al cambio, su política en el manejo de calidad y precios etc. Para darle orden a nuestra relación con él, de tal manera que nos convenga a todos. Mantener enterado de los pormenores exige tacto y paciencia, por eso debemos preparar el terreno. En términos militares se dice que el entrenamiento del soldado debe ser tan fuerte que cuando llegue el momento de la batalla, esta parezca un juego.
El ser humano está permanentemente insatisfecho, siempre tiene renovados y crecientes deseos; por eso el vendedor tiene que mantener preparado para satisfacer esos deseos cada vez que la situación cambie. Si no hacemos un seguimiento profesional a nuestros clientes, y lo que sucede con ellos en términos de satisfacción; si no estamos dispuestos a adelantarnos a sus preguntas o posibles objeciones, mantendremos a la deriva en el inmenso océano de la venta. Aquí es muy importante la visualización que logramos en el interior del cubo; en esta etapa de la preventa nos veremos nosotros mismos sonriendo con sinceridad a nuestros clientes, y sintiendo el cálido saludo que damos a todas las personas con las que tenemos contacto.
Cuando nos equivocamos en la profesión de ventas, difícilmente existirá una próxima vez. Si le fallamos a nuestro cliente por falta de preparación en esta etapa de la preventa, no tendremos tiempo ni concentración para canalizar nuestras energías, y al llegar el momento de la verdad no conseguiremos el cierre de la venta.
Si te obligas a hacer algo, siempre encontrarás una manera fácil de hacerlo; por ejemplo, si te concentras en tu meta y no en lo difícil que puede ser alcanzarla, lograrás el éxito sin tanto esfuerzo como pareciera necesitar. El oficio de vender lo puede desempeñar cualquiera, pero vender profesionalmente lo consiguen solo aquellos, que siempre encuentran oportunidades para crecer como personas. Cuando multipliques tu valor interno por 2, habrás multiplicado por 10, el valor de tu empresa.
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