El Arte de Sobrevivir en Epocas de Crisis (e-book)

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En esta ocasión como en muchas otras, vas a encontrar mi corazón regado por todas las páginas de este libro, empapando de amor, luz y esperanza.

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Descripción

Capítulo siete – La esperanza

Siempre te será posible mirar con ojos nuevos un mundo maravilloso. Depende única y exciusivamente de ti, si deseas hacerlo o no. Ten en cuenta que nunca es tarde para comenzar de nuevo y que Dios siempre nos abrirá una puerta.

No importa cuánto tiempo llevemos en la curva de abajo, mientras tengamos la firme convicción de que vamos a salir adelante; tarde o temprano lo lograremos. Tenemos que seguir luchando sin desfallecer.

Mientras tengamos fuerzas para bracear y queramos hacerlo, nunca nos ahogaremos; Ia persistencia nos permite ver más clara la esperanza. Jamás podemos bajar Ia guardia. Nuestra actitud es un factor determinante de nuestra salud mental y una excelente salud mental es indispensable para seguir luchando. ¿Cuál es la actitud que tenemos en este momento?.

Todos tenemos derecho a cansarnos pero no a rendirnos; por eso mismo debemos arrancarnos de la noche en un ejercicio permanente que nos conduzca a divisar la luz al final del túnel. Tenemos que impregnar en nuestro subconsciente que no existen situaciones desesperadas, sino seres humanos sin esperanza. Si mantenemos el hábito de conservar la calma; fácilmente obtendremos claridad mental y simplicidad interior; para que estas a su vez, despejen nuestro panorama.

Con el solo hecho de reafirmar en nuestra mente la duda, pensar que ya no tenemos esperanza y además repetirlo incesantemente; ya estaremos perdidos. No te alcanzas a imaginar la energía dinámica que produce la esperanza, pues en la imaginación no existe el tiempo ni el espacio. Es preciso que mantengamos conscientes de nuestra propia belleza interior. Cuenta Victor Frank en uno de sus conmovedores relatos que: “La gente que sobrevivió en los campos de concentración fue aquella que en la oscuridad, vio siempre la luz de sus corazones”. La esperanza nos estimula a seguir adelante y es nuestra lámpara en Ia oscuridad.

Dios quiere que nosotros seamos felices. Si unimos nuestra energía a su energía divina, siempre encontraremos un foco prendido; pero si nos desprendemos; el caos se apodera de nosotros de manera fácil y asfixiante. Tenemos que mantener sed en el alma y con los pies bien puestos sobre la tierra, mirando nuestro futuro sin preocupaciones angustiosas.